2021/02/22

Gabriel García Márquez





-Ya falta poco para que venga la pensión -dijo el coronel.

-Estás diciendo lo mismo desde hace quince años.

-Por eso -dijo el coronel-. Ya no puede demorar mucho más.

Ella hizo un silencio. Pero cuando volvió a hablar, al coronel le pareció que el tiempo

no había transcurrido.

-Tengo la impresión de que esa plata no llegará nunca -dijo la mujer.

-Llegará.

-Y si no llega.

Él no encontró la voz para responder. Al primer canto del gallo tropezó con la

realidad, pero volvió a hundirse en un sueño denso, seguro, sin remordimientos.

Cuando despertó ya el sol estaba alto. Su mujer dormía. El coronel repitió

metódicamente, con dos horas de retraso, sus movimientos matinales, y esperó a su

esposa para desayunar.


El coronel no tiene quien le escriba (1961)

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